Introducción al arte paleocristiano
El arte paleocristiano se suele estudiar dentro del arte de la Alta Edad Media debido a que en este periodo empiezan a configurarse las formas arquitectónicas (como la planta basilical) e iconográficas (como el nacimiento o la muerte de Cristo) que van a desarrollarse durante la Alta Edad Media.
El arte paleocristiano es el que desarrollan las primeras civilizaciones cristianas y algo más tarde, especialmente desde el siglo IV, será el arte protegido y realizado por orden de las jerarquías eclesiásticas.
Comprende desde finales del siglo II hasta el siglo VI y se puede dividir en dos grandes periodos:
Finales del siglo II y siglo III, años en los que las comunidades cristianas se mantienen en la semiclandestinidad.
A partir del año 313, fecha del Edicto de Milán, momento en el que se da libertad de culto a la Iglesia cristiana, que se va a convertir en uno de los grandes poderes económicos y políticos de la época.
Desde el punto de vista estilístico, es un arte romano de la baja antigüedad. Por tanto, no es un arte original, sino que es el arte existente en el bajo imperio romano pero que va adaptándose y trasformándose de acuerdo con las necesidades que van surgiendo en el desarrollo del culto cristiano.
La extensión del arte paleocristiano es muy grande, la misma que del Imperio Romano en este periodo. Sus límites alcanzarían, por el norte, desde las Islas Británicas hasta la Península de Crimea (Rusia); por el sur, el desierto del Sáhara; por el oeste el océano Atlántico y por el este el río Eúfrates.
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